jueves, 10 de abril de 2008

EDUCACION LAICA

En las últimas dos décadas ha sido notable el cambio que se plantó en la educación, según la constitución de 1991; las personas que ya son adultas jóvenes y que se han formado bajo un criterio de librepensamiento, son las que están terminando su educación básica con los principios de de libertad y tolerancia, en la mayoría de los casos de educación pública y algunos en la privada.

Estos jóvenes de transición, han mostrado mayor tolerancia que sus padres y tutores a muchos de los cambios que se están presentando en la actualidad, con criterios más abiertos y liberales, respetando a sus congéneres, conviviendo con personas de diferentes credos, razas, filiaciones políticas y preferencias sexuales, demostrando que lo importante es la razón y el pensamiento, quitando de en medio los prejuicios que existían.

Esto ha demostrado una disminución del poder de la religión sobre el pensamiento humano, quienes están encontrando respuestas a muchas preguntas por fuera de las instituciones clericales, disminuyendo así la influencia limitante antigua.

Sin embargo, quienes están manejando las políticas actuales del gobierno en cuanto a la educación se refiere, son aquellas personas que fueron formadas con el régimen antiguo, conservador y absolutista impuesto por los acuerdos entre los patriarcas de la iglesia y los gobiernos anteriores. Son ellos quienes presentan vacíos en su formación, comparativamente con los jóvenes actuales y quieren llenarles ese espacio con las respuestas que tenían, sin hacer un esfuerzo adicional para evolucionar su pensamiento y ponerlo acorde con la libertad de pensamiento que persigue desde hace mucho tiempo la humanidad.

Dentro de ese grupo de personas, afortunadamente, existen quienes están haciendo el cambio y defienden los principios humanos y su derecho a la libertad, permitiendo que la educación religiosa se mantenga en el carácter privado y alejando esto de la formación educativa general, evitando que se imponga la religión como cátedra obligatoria en la educación moderna, como lo lideran grupos como el Opus Dei. En sus colegios privados pueden hacer los ajustes que deseen, pero por favor, no se debe permitir su influencia alienante y oscura en la educación pública.

Sin lugar a dudas, es la educación de los niños y adolescentes la que determinará la coherencia de los futuros adultos y por tanto de la sociedad futura. Por eso, por el bien de la sociedad santandereana y colombiana, reivindicaremos una escuela que forme de verdad, y no adoctrine, que defienda los valores científicos y democráticos, con principios de libertad y tolerancia que luche contra la discriminación y la exclusión; es decir: vamos a formar una escuela laica.

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