domingo, 7 de diciembre de 2008

De la inquisición a la procuraduría

Carlos Eduardo Mestre A.
La selección del nuevo procurador en Colombia, se ha hecho, como lo dice Camilo Gómez, con ausencia de equidad, prefiriendo la candidatura de un personaje que ha dado muestras de intolerancia religiosa y política, durante su vida pública.

Por los santandereanos es conocido de tiempo atrás, que el señor Alejandro Ordoñez, ha protagonizado espectáculos que rayan en el sectarismo y la discriminación, tomando como propia la decisión de oprimir la libertad de expresión en las bibliotecas y en las oficinas gubernamentales. En años pasados, supuestamente por comisión, censuró los préstamos de libros en la biblioteca Gabriel Turbay de Bucaramanga, de autores como Marx, Gabo, Rousseau y otros, por no estar dentro de las directrices religiosas católicas, opusdeistas, protagonizando una “quema de libros” al estilo nazi; además, ordenó descolgar los cuadros del General Santander, mostrando la intolerancia política con el liberalismo, que ha sido defensor desde su creación por el libre pensamiento y expresión de los colombianos, como ha acertado a expresar Daniel Coronell en su columna en la revista Semana, en varias oportunidades.

Este es el personaje, que desde hace año y medio ha hecho Lobby dentro del gobierno, para ser elegido procurador de la nación. Ha sido fácil, pues ha encontrado en el caldero del gobierno, la receta derechista, religiosa y de tinte discriminatoria, para cocinar su nombramiento y desde allí poner en práctica, con el poder de esa investidura, su ideología de intolerancia hacia el pueblo colombiano.

Pero en fin, el pueblo de nuestro país se caracteriza por esa amnesia total, manejada por los medios, grandes gestores de las cortinas de humo del gobierno, y esa amnesia va a permitir la llegada de un personaje que atrasará el desarrollo político de nuestra Colombia, tan golpeada y pisoteada por nosotros mismos.

¿Volverán los tiempos del sectarismo político y religioso con este nombramiento? Es lo mas seguro, y nosotros, los libre pensadores de este país estamos en la obligación de expresar nuestra inconformidad férrea ante estos sucesos, proinquisidores.

Se están cerrando cada vez más las puertas de la libertad de expresión y desarrollo de la inteligencia de los colombianos, si es que aún nos queda algo.