viernes, 3 de abril de 2009

DISCRECION









Significado en diccionario:

Sensatez para formar juicio y tacto para hablar u obrar.
Don de expresarse con agudeza, ingenio y oportunidad. Reserva, prudencia, circunspección.


La discreción es un atributo de gran trascendencia, su esmerado empleo contribuye a una buena vida de relación con familiares, vecinos, amistades, compañeros de estudio o de trabajo. Evita el desentendimiento, la discordia y muchas veces, hasta la enemistad en la comunicación humana.

Ser discreto, es ser sensato en la formulación de juicios y tener mucho tacto, con buen esmero en la expresión de los conceptos a trasmitir a los demás. Es no hacer partícipe de noticias escabrosas, o conceptos maliciosos innecesarios a los otros, los que muchas veces son referidos a familiares íntimos de probada bondad y honestidad.

Es saber dominar el ego con esmerado respeto por uno mismo, al ser la discreción, la garantía de la amistad verdadera.

La discreción, es una cualidad protectora, exclusivamente de origen mental; reside en la parte espiritual y consciente del cerebro, no en los puños ni en las actitudes de agresión.

Baltasar Gracián, en su manual El Discreto, de 1646, de su colección de libros de valor moral, hace una completa apología a la discreción, al colocar como protagonista a un hombre simple pero sagaz, que requiere adiestrarse para involucrarse en la sociedad, cuyo valor importante es la discreción, sobre lo cual refiere: ”Por discreción entiende la capacidad de discernimiento, que es al fin y al cabo la inteligencia para elegir lo mejor y para distinguir y valorar aquello que el hombre necesita para ser un varón de todas las horas y todas las circunstancias”.

En la vida de relación la discreción es la virtud de mesura y del ecuánime medio, regula el atributo y el equilibrio de las otras virtudes.

El ser discreto, es una noble cualidad y el arte de saber guardar un secreto, de no hacer preguntas ni averiguaciones inoportunas, de no forzar la intimidad espiritual ni física de su prójimo allegado. El discreto, no impone su presencia molesta e inoportuna en la vida de las demás personas.

El ser discreto, es cultivar la tabla de los valores éticos y morales, es ser sensato para formar juicio y fundado tacto para hablar, actuar y emitir opiniones sobre los otros seres.

En este mundo globalizado, es donde se aprecia más la discreción certera. La mala, errónea, equivocada, o malintencionada comunicación, por cualquiera de los veloces medios de propagación, es falta de discreción. Es prioritario ser dueño de la verdadera verdad, para hacerla circular alrededor de la Tierra.

La falsedad de la información, en todos los ámbitos, es maldad, es la destrucción del gran valor que es la discreción.


LA DISCRECION EN LA VIDA Y EN EL ARTE
Manuel Toussaint

Abomino de la discreción y, si queréis escuchar mis razones, abominaréis de ella también vosotros. Mas no de lo que hoy llaman discreción, el arte de guardar en la memoria, resistiendo a las tentaciones de la lengua cuantas parlerías impresionan el oído. Eso es asunto de educación y de temperamento y no cae bajo el dominio de mis facultades.

Tampoco abomino de la discreción en el sentido amplio y vigoroso que a esa palabra daban los clásicos; como Gracián, que escribió un opúsculo para mostrar cómo es un Discreto, sino de la discreción que mata las facultades rebeldes y personales del espíritu, para producir una conformidad anodina con el medio ambiente. Esta discreción se asemeja un poco a la prudencia; solo que la segunda es causada por el temor; la primera es ingénita, es dominadora; la prudencia huye, la discreción se impone. Un hombre no puede ser discreto e imprudente, casi ningún hombre prudente es discreto.

Os describiré la discreción que odio, y luego daré mis motivos para odiarla.

Un hombre discreto es el que obra en todos los momentos de su vida como debe obrar; el que dice siempre lo que debe decir, nada menos y nada mas. El hombre discreto calla cuando debe callar y habla cuando es imprescindiblemente forzoso que su voz turbe la serenidad del ambiente. Sus palabras tienen la ponderación de un análisis meticuloso y sus respuestas son, casi siempre, incoloras. Se diría que el hombre discreto creerse enviado de Dios para mantener el equilibrio en el mundo, y hacer que se cumplan las profecías; donde se pone el espíritu, reina la calma. No temáis que haya contratiempo alguno en una reunión a que asiste un hombre discreto, es una especie de agente de seguros contra incendios, contra reyertas, contra discusiones, contra miradas, contra palabras, contra suspiros, contra toda cosa que pueda caber bajo el adjetivo indiscreto. Él tiene siempre una lista de respuestas usuales, que nada dicen, pero que responden sin prometer; y este es su rasgo fundamental: no comprometerse nunca, ni comprometer a otro, ni permitir que nadie pueda comprometerse ni aun por su propia voluntad. La única virtud de los hombres discretos es que sirven para dar las malas noticias sin que acontezcan desmayos ni se derrumben situaciones.

Dice Oscar Wilde que la vida de las mujeres es menos tediosa que la de los hombres, porque tienen más prohibiciones que salvar; puede decirse, también, que es porque son menos discretas, porque tienen mejor concepto de la vida. Los hombres se imaginan seres superiores porque sujetan sus días a un molde pesadamente intelectual. De grado, se hacen víctimas de su odiosa discreción.

Es interesante la descripción iconográfica de la discreción.

“Se representa en una matrona de notable continente, con el traje de oro y manto dorado, los que simbolizan respectivamente la prudencia y la gravedad. Con una mano se tapa los ojos y con la otra la boca, Su atributo principal es una plomada, indicando que la prudencia determina y preside todos sus actos.”

Así, encontramos opiniones diferentes sobre el mismo significado de la palabra, en uno poniendo o ensalzando la virtud plenamente, y en otra haciendo una diferenciación según la situación, concluyendo que un hombre prudente, no aportaría nada al desarrollo humano ni social.

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